La pandemia de Covid-19 impacto en nuestra vida de manera repentina e inesperada. A continuación conversamos con Verónica Montenegro, Fundadora de Sembrando Oportunidades, sobre el efecto de la emergencia sanitaria en el día a día de la ONG.
- ¿Cómo les impactó la pandemia?
El corazón de nuestro proyecto es darle herramientas a niños, niñas y adolescentes para que tengan oportunidades. Sin embargo, durante la pandemia este foco se corrió al asistencialismo porque la prioridad fue garantizar que tanto los chicos como sus familias tengan un plato de comida todos los días. A esto, se le sumó gente del barrio que se acercó a pedir ayuda. De esta manera, la asistencia alimentaria se vio, por lo menos, duplicada.
Teniendo en cuenta que una de nuestras principales fuentes de recaudación son las ferias y los eventos, al no poder realizarlos, la preocupación fue cómo obtener los recursos para asistir a tanta gente. Eso nos desafió a buscar nuevas alternativas y herramientas de recaudación. Ahí entraron en juego otras ONG que cumplieron un rol esencial a la hora de aportar nuevas ideas para aplicar en este contexto.
Afortunadamente a la sociedad la sensibilizó mucho el estado de emergencia y durante la primera etapa de la pandemia tuvimos mucha respuesta. Esto nos permitió cubrir las necesidades de nuestra comunidad. Además, esta sensibilidad por la situación que estábamos atravesando y el hecho de que comenzamos a tener mayor presencia virtual, nos dio la oportunidad de llegar a más personas y aumentar considerablemente el número de padrinos.
En conclusión, el impacto de la pandemia fue grande, pero los resultados fueron positivos porque pudimos dar respuesta, reinventarnos y sostener la ayuda durante todos estos meses. En ningún momento tuvimos que negarle la asistencia a nadie ni reducir la cantidad de días en los que entregamos viandas. Un montón de herramientas que aprendimos llegaron para quedarse y, en ese sentido, fue un año muy productivo.
"En ningún momento tuvimos que negarle la asistencia a nadie ni reducir la cantidad de días en los que entregamos viandas".
- ¿Tuvieron que añadir otro tipo de asistencia?
Nuestra nueva incorporación fueron las viandas. Antes los chicos almorzaban dentro del espacio en su horario habitual, bajo un esquema de lunes a viernes. Durante la pandemia este también se extendió a los sábados. Además, mantuvimos abierto durante todo el año, mientras que anteriormente respetábamos el ciclo escolar.
La modalidad de las filas de gente con su táper y las ollas gigantes fue una novedad. Los hogares a los que asistían los niños para realizar distintas actividades se transformaron en centros de distribución, principalmente de viandas, pero también de kits de ropa, recreación, artículos para la casa y abrigo en el invierno. Íbamos atendiendo las necesidades a medida de que surgían.
Ante la imposibilidad de brindar el apoyo escolar de forma presencial, tuvimos que sumar el apoyo escolar a distancia. Lamentablemente, el porcentaje de participación en esta actividad no fue muy alto, no por no poder dar respuesta, sino porque la demanda era baja, ya sea por desinterés o falta de accesibilidad. Este programa se sostuvo con 30 chicos durante todo el año y se recibieron nuevos voluntarios, quienes con mucho entusiasmo, los acompañaron en sus estudios. La experiencia por momentos resultó dificultosa, pero nos enfocamos en transmitirles que el compartir un momento con ellos era estímulo suficiente para que sientan que hay alguien afuera que se preocupa por ellos.
Por otro lado, a principio de año hicimos un relevamiento de las familias que requerían un acompañamiento o asesoramiento personalizado y preguntamos dentro de la fundación quiénes querían colaborar. De esta manera, se formó el grupo de Soporte Familiar 1 a 1, destinado a crear un vínculo con las familias que lo necesitaran.
- ¿Qué es lo que más necesitaron durante la misma?
Más allá del dinero para poder sostener nuestras actividades, destinado principalmente a la compra de alimentos y productos de higiene, lo que más se necesitó durante la pandemia fueron pañales y leche. Este año hubo muchos nacimientos y sabemos que la asistencia en los primeros meses de vida es fundamental. Hay historias que nos conmovieron y que demuestran cuánta necesidad hay en esa etapa inicial de los recién nacidos, por eso también decidimos dedicar recursos para intentar cubrir esa demanda.
- ¿Aumentó el número de personas a las que asisten?
Ante esta situación de emergencia, intentamos paliar la necesidad de la mayor cantidad de personas posible. Entregamos viandas diariamente y, cuando pudimos, colaboramos con otros comedores de la zona. De 230 niños, niñas y adolescentes la ayuda se amplificó a 500 viandas diarias. Estas contemplaron a todos los miembros de la familia y otros vecinos del barrio.
- ¿Sienten que cobraron mayor relevancia a nivel comunitario?
Sí. El trabajo que realizan las dos instituciones a las que asistimos era conocido, pero el de nuestra fundación no tanto. Las familias sólo reconocían el espacio físico al que concurrían los niños, pero ahora conocen nuestra labor y logramos posicionarnos dentro de la comunidad.
- ¿Cómo adaptaron sus formas de recaudación al contexto actual?
Durante la pandemia nos vimos obligados a adaptar nuestros eventos tradicionales a nuevos e innovadores formatos para sostener nuestra principal fuente de recaudación.
Nuestro evento virtual más original fue la Experiencia Vinos con Expertos, que contó con la presencia de dos enólogos, uno en Italia y otro en Mendoza, que donaron 30 botellas de vino. Estas botellas se las hicimos llegar a los participantes para realizar una degustación virtual.
También realizamos bingos, rifas y otros eventos con nuestro público más tradicional. Las Ferias Americanas Virtuales adquirieron forma y entidad propia y se volverán estables.
Por otro lado, realizamos Encuentros Virtuales de Padrinxs, un formato que llegó para quedarse. Esta actividad fue muy bien recibida y sirvió para lograr un mayor acercamiento con aquellos que todos los meses nos apoyan económicamente. Aquí se pudieron resolver preguntas y recibir valiosas sugerencias.
- ¿Cómo se modificó su trabajo u organización interna en este contexto?
La pandemia nos permitió establecer orden y organización, mientras que la vorágine del día a día nos hacía dejar todo de lado por la necesidad de atender lo urgente.
Tuvimos más tiempo para definir objetivos concretos y asignar roles y tareas, ya que los voluntarios pudieron involucrarse aún más. También se descubrieron nuevas herramientas y canales digitales que permitieron establecer una organización y gestionar proyectos, como Zoom para reuniones regulares y Trello para administrar tareas.
Por otro lado, gracias a la virtualidad pudimos asistir a una mayor cantidad de capacitaciones que nos formaron en diversas áreas y nos permitió un desarrollo más profesional de la organización.
Más allá de las dificultades que se nos presentaron, a nivel organizacional el saldo fue positivo. Logramos mejorar y crecer.
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